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Las sombras en el pasado de Jon Hamm

hamm&jennA sus 18 años la madre de Hamm, Deborah deja Kansas y se traslada a San Luis, donde encontró trabajo como secretaria. Se casó con un viudo mayor con dos hijas, Daniel. Cuando Hamm tenía 2 años sus padres se divorciaron. A cumplir los 10, perdió a su madre, tras un cáncer de estómago. Se trasladó a vivir con su padre, una de sus hermanas y su abuela de 80 años. Su progenitor también fallece a causa de una diabetes, a los 63 años, el día de año nuevo de 1991. Para entonces, Jon tenía 20 años. Aún conserva en su despacho una foto de “ese tipo tan triste” colgada en su despacho como una  especie de amuleto.

Estudió en la escuela privada John Burroughs, en Ladue (Missouri), donde compaginó las funciones teatrales con los equipos de fútbol americano, natación y béisbol. “había un profesor que nos animaba a los deportista a participar en las funciones escolares. Decía: ‘Quedará estupendo en tu currículo’. Actuar no estaba estigmatizado, nadie te decía: ‘¿estás en teatro? Oh, eres gay’. Es en esta escuela donde tuvo una de sus pocas novias conocidas, Sarah clarke, que acabaría siendo también actriz (su papel más destacado a la fecha ha sido el de la madre de Bella – Kristen Steward- en Crepúsculo).

Obtenía un ingreso extra dando clases extraescolares de deportes a niños. Según confesó a Elle DeGeneres, “Yo fui criado por una madre sola y constantemente estaba en la guardería. Allí nunca había hombres. Así que me propuse ser el tipo que estuviera llí para jugar con los niños”. También, cuando se licenció en inglés, se ofreció como ayudante de clases de teatro en su antiguo colegio. A sus 23 años Hamm tenía pocas perspectivas.

Un año más tarde con 150 dólares en el bolsillo subió al Toyota Corolla de 1986 que había heredado y trazó su ruta rumbo a los Ángeles, donde lo esperaban sus tios. En su peculiar trayecto hizo varias paradas en casas de amigos que podían ofrecerle cama, ducha y comida gratis. Tuvo que dormir alguna noche en el desaguadero pero llegó el día de acción de gracias de 1995 con los 150 dólares intactos. En esa fecha, sus tíos tenían planes fuera, así que fue recibido por una casa vacía. Asistió a un almuerzo para húerfanos organizado por un viejo amigo de San Luis. Allí conoció a Kevin Williamson, que acababa de vender su primer guión. Se titulaba Scary movie, pero se haría conocido como Scream. Hamm ya estaba en la tierra de las oportunidades.

Llamó al actor Paul Rudd a quien conocía por una amiga en común de la universidad. Rudd acababa de participar en una comedia exitosa, Clueless (Fuera de onda). Le dijo: “No quiero ser el típico pesado, así que te lo voy a preguntar una sola vez ¿Podrías darme el teléfono de alguien del mundillo dispuesto a concederme una entrevista?. Consiguió una agencia. La super agencia: William Morris. Hizo innumerables castings pero después de tres años no había logrado una aparición televisiva. William Morris le dió una patada.

A los 29 años decidió dejar de ser camarero, un oficio que forma parte de su identidad y que no le da “ninguna verguenza” reconocer. El actor ha confesado que no tendría pudor en volver a ponerse el mandil y que hay pocos lugares en los que se sienta tan cómodo como detrás de una barra.

jon-hamm-total-film-july-2012Hamm cuenta que se dió el plazo hasta cumplir los 30 años y que si hasta entonces no conseguía despegar como actor volvería a Missouri para dar clases de arte dramático en su antiguo instituto. Justo entonces empezaron a llegarle papeles en series de televisión como “Providence o Space cowboys”, con Clint Eastwood de director.

Celebró su 30° cumpleaños en una habitación de hotel en Columbus (Georgia), donde estaba filmando con Mel Gibson el drama épico sobre vietnam Cuando éramos soldados. Esto definitivamente le dió motivos a Hamm para no rendirse.

Gracias a Paul Rudd conoce a su novia, Jennifer Westfeldt en el cumpleaños de una amigo en común, pero en ese momento ambos estaban saliendo con otras personas. A ella le pareció un presumido, sin embargo lo llamó para trabajar en un sketch teatral que ella estaba escribiendp y que terminarían protagonizando juntos en formato de película, Besando a Jessica Stein  en el 2001. Quince años después de su primera cita, Westfedt y Hamm forman una pareja inquebrantable a pesar de que por el momento llevan una relación a distancia por motivos de trabajo.

Cuando le llega la propuesta para trabajar en Mad Men, Hamm había tocado fondo: trabajaba de atrezzista en películas porno para Cinemax. Él aún la recuerda como su experiencia laboral más deprimente. Apenas ganaba dinero, su Toyota Corolla que lo había llevado a Los Ángeles estaba requisado por acumular multas, tuvo que pedir dinero prestado para su billete de avión a New York. Ahora, a sus 43 años su rostro resulta intransferible al de Don Draper, ese personaje que entre cigarrillos y wiskies se ha abierto paso en el mundo de la publicidad y en nuestras pantallas.

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